Tú empresa no es cualquier empresa, tú empresa será tu rostro en el mercado, te identificará ante los clientes y la competencia, ante conocidos y extraños. Por eso es importante definir claramente cuáles serán sus fines y qué virtudes te servirán de guía para lograr la meta de cada día. Debes impregnar con tú nuestro carácter cada acto comercial, siempre apuntando al éxito, siempre optando por el esfuerzo.
Nosotros somos parte del mercado,
pero el mercado es un lugar duro. Atraer y conservar a los clientes no es tarea
fácil, ya que como seres humanos no solamente tenemos necesidades y deseos,
sino que pretendemos satisfacerlo de la manera más grata posible. Queremos
buenos productos y servicios, pero también ser atendidos con cordialidad, con
eficiencia y simpatía. Queremos además sentirnos identificados con el espíritu
del producto que adquirimos y con la personalidad de quien lo proporciona.
LOS CLIENTES ANHELAN SENTIRSE
ESPECIALES .. ¡Y TÚ PUEDES AYUDARLO!
Recuerda que tendras competencia
de la cual nunca te podrás librar, solo la dejarás atrás cuando seas líder de
tu rubro. Ten en cuenta que cualquier rama de los negocios tiene una dirección
definida, marcha de prisa hacia alguna parte, tras una imagen, tras un deseo. Tú
puedes estar a la cabeza o peleando los primeros puestos, jamás te conformes
con ubicarte a la mitad o entre los rezagados.
CÓMO SE LIDERA EN EL MERCADO?
No existen reglas al respecto, pero si hay buenos
consejos, relacionados con la personalidad del emprendedor, sabemos que no
todas las personas están listas para “ser su propio jefe”. Las
responsabilidades son muchas y es primordial estar cien por ciento seguro del
paso a dar.
Por eso, antes de poner manos a la obra, es preciso
trabajar algunas características de la personalidad. Debemos ser muy
conscientes de nuestras virtudes y de nuestras fallas, intentar mejorar aquello
que esté a nuestro alcance y sacar partido de las facetas que nos favorecen.
Aquí mencionamos algunas características que deben
estar presentes en un emprendedor que desea triunfar y hacer negocios de una
manera confiable y duradera en el tiempo.
Independencia, el emprendedor desea ser dueño de sí mismo controlar su destino,
trazar su propio camino. No es el tipo de persona que tolere estar toda su vida
atado a un escritorio realizando las mismas rutinarias tareas. El emprendedor
anhela seguir sus propios impulsos.
Independencia de criterio significa considerar
muchas variables distintas y atreverse a tomas decisiones arriesgadas. La
independencia supone la posibilidad de aportar puntos de vista personales y
practicarlos; transformar ideas en realidades. Es preciso ser independiente
para “convertirse en su propio jefe”.
Superación personal, nadie se convierte en independiente para
satisfacer un capricho. Cuando una persona gana independencia, lo hace con el
firme objetivo de mejorar su vida.
El emprendedor desea ser mejor, no solo quiere
tener un mayor bienestar económico, comprarse una casa o un automóvil del año,
principalmente el emprendedor desea crecer, desea progresar en eso que conoce,
desea mejorar su negocio y, de ser posible, ser el mejor en su sector. Un
emprendedor siempre está pensando en liderar.
El emprendedor constantemente considera planes para
optimizar la calidad de sus productos o servicios, multiplicar su número de
clientes y tomar nuevos mercados.
Seguridad, el emprendedor está dispuesto a trabajar duro y a crecer en su
actividad con el fin de ganar seguridad. Como todos nosotros, él piensa en el
futuro… y quiere estar resguardado.
El deseo de seguridad es un rasgo muy importante
del carácter, ya que nos ayuda a percibir los alcances de nuestra actividad y
nos impide extralimitarnos. La seguridad no se basa enteramente en el dinero,
sino que tiene que ver, además, con el entorno familiar, con el hecho de
disfrutar del trabajo y del tiempo libre. En emprendedor debe siempre buscar el
equilibrio.
Capacidad de adaptación, el emprendedor debe tener muy claro que lo que
hoy es un éxito mañana es obsoleto; es preciso, entonces que siempre tenga un
ojo atento a las novedades y que no tema adaptarlas, como por ejemplo la
tecnología, los clientes (sus preferencias varían), geografía (ir a donde el
mercado llame).
Habilidad negociadora, el emprendedor debe ejercitarse en la negociación:
tiene que plantearse objetivos claros y estudiar las técnicas de los vendedores
exitosos. Debe regatear, ofrecer, rechazar y plantearse estrategias distintas
para tratar con los proveedores, los intermediarios y los clientes.
La capacidad de negociación resultará una gran
ventaja si se posee y es una de las muchas cualidades que las personas pueden
desarrollar y perfeccionar con la práctica tenaz y siguiendo a los
especialistas.
Perseverancia, a veces, el emprendedor es demasiado optimista en sus cálculos, cree
íntimamente que su idea es una bendición para los clientes y, en consecuencia,
espera un éxito inmediato y arrasador. Y el éxito se demora…
El emprendedor debe ser paciente y perseverante, si
cree que está en el buen camino, la prisa nunca es buena, la clientela tarda en
acercarse, en percibir las soluciones que nuestro producto y/o servicio aporta.
Este momento debe aprovecharse para realizar todos los ajustes que crea
necesarios, (hacer mas publicidad, mejorar la presentación, etc.) lo importante
es mantenerse firme en su posición.
No hay que desesperar, puesto que con voluntad,
ganas y compromiso, todas las adversidades pueden ser salvadas. Por otra parte,
el emprendedor no esta solo: puede asociarse con personas que tengan las
habilidades que a él le faltan, o bien respaldarse en su grupo familiar.
UN VERDADERO EMPRENDEDOR SABE
UTILIZAR TODOS LOS MEDIOS QUE ESTÁN A SU ALCANCE… ¡Y NO SE AVERGÜENZA SI TIENE
QUE PEDIR AYUDA!